Acto de suma delicadeza a continuación. Letras a palabras, oraciones a reflexiones, todo al hilo del abismo, cual equilibrista rumano de circo. Entre quien sirve y quien regaña. Que sienta quien lee, nadie más. Que se observe, se ofenda y se engañe, nada tendré que ver. Que se detenga, reflexione y cambie, nada tendré que ver. Me abalanzo sobre la cuerda, a lado y lado del abismo, sirvo.
Somos libres, se supone. Se supone, ya que la cobardía apresa, esa que al ego hiere cuando te referencia. ¿Cobardía? – sí, cobardía. La que el orgullo esconde al presumir libertad, luego apresa al evadir responsabilidad. ¿Libres para que?
La vida es la que es, somos… ¿Libres para que? – Para interpretarla. La interpretas con responsabilidad, te lleva al siguiente escalón, rumbo a la altura de tu misión. La interpretas con cobardía, te victimiza, a pesar del orgullo… Víctima. Mientras vas, el ego viene. Lo encaras o te posee. Ser débil es cuestión de ego, fingir ser libre y fuerte, también. Todo irresponsable va a la cárcel, la interna, la de máxima seguridad. Furtiva seguridad.
Eres responsable de interpretar tu vida con rectitud, luego libre. Del valor con que asumas cada llamado, el grado de tu libertad. Del grado de tu libertad, lo que dejes a los demás. No hay misión que aprese, ni preso libre. Cada desafío es pasar al estrado, es apelar a la libertad. Los llamados nunca cesan, pero el último será tarde.
Tony, Bravamar 12.04.2021.