Cómo llegué hasta aquí — y por qué importa
Desde que tengo memoria, el movimiento ha sido parte de quien soy.
Los deportes de resistencia moldearon mi carácter desde temprano — enseñándome disciplina, enfoque y la satisfacción silenciosa de sentirme presente día tras día. Pero con el tiempo, el deporte se volvió algo más. No solo una vía para el rendimiento, sino un espacio de reflexión, conexión y fortaleza — mental, emocional y física.
Ese cambio no ocurrió por accidente.
En 2015, mi hermano menor falleció por un cáncer cerebral a los 27 años. Esa pérdida sacudió mis adentros — y los de mi familia. Siguió no solo el duelo, sino un cuestionamiento profundo de todo lo que creía entender. Caí en una etapa de depresión que, aunque dolorosa, me enseñó más que cualquier libro de texto.
Su enfermedad despertó en mí una necesidad implacable de comprender: ¿por qué nos quebramos? ¿Cómo sanamos? ¿Qué es lo que realmente nos mantiene vivos — no solo físicamente, sino mental y espiritualmente?
Leí todo lo que pude. Exploré filosofías antiguas y ciencia de vanguardia. Encontré el camino de regreso a una espiritualidad que había ignorado durante mucho tiempo. Y comencé a reconstruirme — no como antes, si desde una nueva conciencia.
También empecé a vivir y entrenar de otra forma. El deporte se convirtió en un espacio consciente. Dejé de forzarme a través de todo y empecé a escuchar. Aprendí a construir resiliencia no solo desde el esfuerzo — sino desde la comprensión.
Antes de esta transformación, mi vida seguía un camino diferente. Trabajé durante 5 años como ingeniero aeronáutico en Airbus, en Alemania, y luego dirigí mi propia empresa durante una década. Esa experiencia me dio estructura y perspectiva — pero fue ese punto de quiebre en 2015 lo que me dio propósito.
Desde 2020, trabajo con personas que están navegando sus propios límites — atletas, líderes, padres, personas de alto desempeño— porque sé lo que significa elegir crecer en medio de la incertidumbre.
Estoy certificado como Coach en Salud Exponencial (International Quantum University for Integrative Medicine, EE.UU), Coach de Endurance (80/20 Endurance) y Coach de Vida (DIAL). Más allá de los títulos, lo que realmente da forma a mi trabajo es el camino que he recorrido — y la empatía que nace de haberlo vivido.
También soy padre. Y ese rol ancla todo lo que hago. Esto no se trata solo de rendimiento. Se trata de cultivar una vida que te sostenga, que te llene y que esté en coherencia con lo que verdaderamente eres.
“Seguir creciendo como persona — eso es lo que siento que Tony ha logrado en mí. Nunca en mi vida me había sentido tan en equilibrio.”
“La metodología de Tony va mucho más allá del entrenamiento: integra la mentalidad y el lado humano del rendimiento.”
“Lo que hace diferente a Tony de otros coaches con los que he trabajado es su capacidad para ver a la persona en su totalidad.”
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